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La contabilidad es esencial para garantizar la salud financiera y el éxito a largo plazo de cualquier organización. Los conocimientos sobre contabilidad pueden ser beneficiosos tanto para los propietarios de empresas como para los empleados, y pueden ser aplicados en cualquier sector.
Uno de los aspectos que a veces se descuidan dentro de la contabilidad al iniciar un emprendimiento es el activo circulante y hoy hablaremos un poco de los distintos aspectos de está parte de los activos de una empresa.
El activo circulante, también conocido como activo corriente, es una categoría de activos en un balance general que se espera que sea convertible en efectivo o se consuman dentro de un ciclo operativo de una empresa, generalmente doce meses.
El activo circulante es importante para las empresas porque es un indicador de su liquidez y capacidad para pagar sus deudas a corto plazo y largo plazo, junto con sus gastos corrientes.
Un activo circulante alto significa que una empresa tiene suficiente efectivo y otros activos líquidos para cubrir sus obligaciones financieras en un ciclo normal, mientras que un activo circulante bajo puede indicar problemas de flujo de efectivo y dificultades financieras.
Las principales cuentas que se clasifican como activo circulante o activo líquido son:
Tener un buen manejo del activo circulante por parte de los administradores financieros es esencial para mantener la liquidez de una empresa durante su ejercicio contable y asegurar su viabilidad a largo plazo.
Los activos no circulantes son aquellos que no se espera que sean convertibles en dinero en el corto plazo o antes del cierre del ejercicio (generalmente, en un año o más). Algunos ejemplos son:
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