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¿A quién no le va a afectar que haya menos horas de luz, que haga mucho más frío, que se disfrute de menos tiempo libre y que llegue el cambio al horario invernal? Sin duda alguna, es normal que la llegada del otoño nos afecte, empeorando nuestro estado de ánimo y disminuyendo nuestros niveles de energía.
Si lo vemos al revés, con la llegada del otoño se acaban esos días de playa y chanclas, esas noches de cervecitas en una terraza o esas siestas interminables. Ahora te encuentras apuntándote al gimnasio, empezando un nuevo curso y con menos energía que habitualmente. Normal que el estado de ánimo no sea el mismo.
¿Quieres saber cómo ponerle una solución a este problema? ¡Sigue leyendo!
Antes de nada conviene aclarar este concepto. La astenia otoñal se refiere a ese conjunto de síntomas como el cansancio, tristeza o apatía, que aparecen durante el proceso de adaptación al otoño. No es que sea algo grave, sino que se trata de un estado de ánimo pasajero.
¿Por qué aparecen estos desequilibrios? Porque empieza a haber menos horas de luz, lo que provoca un desequilibrio hormonal hasta que nuestro propio cuerpo se autorregula. La cuestión es que si hay menos luz, hay menos serotonina. Y, si hay menos serotonina, hay menos melatonina, que es la hormona que favorece el sueño.
Por este motivo, habitualmente nos invade la sensación de que tenemos un sueño excesivo y una fatiga notable. Sin embargo, no debes preocuparte por nada, ya que puedes desarrollar ciertos hábitos que te ayuden a abandonar esta astenia otoñal cuanto antes.
Al fin y al cabo, la astenia otoñal no deja de ser un desorden biológico que se esfuma de tu vida en cuanto te adaptas a la nueva situación. Para acelerar esta adaptación, los siguientes consejos te pueden ayudar.
En cuanto entre el otoño, intenta establecer un horario estable de sueño. Trata de acostarte y levantarte siempre a la misma hora, sin variaciones que puedan romper con tu horario de sueño.
Por otro lado, es importante que consigas mantener este hábito durante los fines de semana, ya que si te desvarías los sábados, por ejemplo, vas a ir a remolque durante toda la semana. Igual de relevante es que que evites usar ordenadores, tabletas o móviles antes de dormir, ya que altera la segregación de melatonina.
Por último, debes dormir 8 horas y hacerlo totalmente a oscuras, ya que la oscuridad le indica al cuerpo que ya va siendo hora de descansar. Este escenario propia la producción de la melatonina. Como sabes, esta es la hormona del sueño.
No vamos a descubrir los innumerables beneficios que se desprenden del ejercicio diario: genera endorfinas, ganas tono muscular y te sientes con mucha más energía a lo largo del día. Por otro lado, el deporte te puede ayudar a vencer la apatía y, aunque no lo parezca, a conciliar el sueño. Eso sí, no hagas deporte a altas horas del día.
¿Nunca has hecho deporte? Entonces camina un rato durante cada día al paso más ligero que puedas. La cuestión es moverse y poner a prueba a nuestro corazón.
La astenia otoñal llega después de que se vean reducidas las horas de sol. Por ello, tomar el sol durante 10 minutos por la mañana te cargará de vitamina D y aumentará tus niveles de serotonina. Otra vía se produce a través de la fototerapia, que básicamente consiste en sustituir la luz del sol por una luz artificial.
El otoño implica ese fin de vacaciones y la llegada del estrés y la ansiedad. Por ello, es importante que reprogrames tu mente y veas tu vuelta o regreso como si empezase algo nuevo.
¡Ojo! No quieras retomar todas las actividades de golpe y date un tiempo para volver a ser quién eras. Permítete fallar y prueba a practicar alguna técnica de meditación o relajación para enfocar tu mente.
En efecto, existen alimentos que favorecen la fabricación de la serotonina. Uno de ellos es el triptófano, que es un aminoácido clave y que se obtiene a través de alimentos como huevos, lácteos, carnes, legumbres, frutos secos y frutas.
Por otro lado, la falta de hierro en esta época puede derivar en mareos y falta de concentración. Prueba a comer más marisco y más pescados. Por otro lado, la vitamina B6 también es esencial para la fabricación de la serotonina, así que introduce cereales en tu dieta.
Por último, el Omega 3 y 6 también resulta imprescindible. Estas grasas solo se encuentran disponibles en el pescado azul y en el aceite de girasol y maíz. Al final, se trata de tener una alimentación variada, alejada de ultraprocesados y azúcares.
Este bajón que nos invade tras la llegada del otoño no suele durar más de dos semanas. Y es que es el tiempo que tarda nuestro cuerpo y nuestro organismo en encontrar de nuevo el equilibrio. Como máximo, esta fatiga puede durar un mes.
Si pasa un mes y te sigues sintiendo cansado, apático y fatigado, no dudes en ir a un médico. En otras palabras, puede ser que hayas desarrollado una enfermedad como la anemia, la fatiga crónica o el hipotiroidismo.
En definitiva, abraza estos cambios hormonales que se producen en nuestro organismo, pero mantente alerta y pendiente a las señales que manda tu cuerpo. Todo acabo pasando, ya que siempre termina saliendo el sol y llegando un nuevo verano.
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